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El Papa pide el fin de la violencia en Venezuela

En el discurso a los embajadores acreditados en la Santa Sede

CIUDAD DEL VATICANO, 11 enero 2025, 14:23

Redaccion ANSA

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"Es doloroso ver acalorados conflictos políticos y sociales en las Américas, dijo. - TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

"Es doloroso ver acalorados conflictos políticos y sociales en las Américas, dijo. - TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

El papa Francisco pidió hoy el respeto de los derechos de todos los venezolanos, incluidos los arrestados en los últimos meses, y deseó el inicio de negociaciones para "el bien común del país", en su tradicional discurso de inicio de año a los embajadores de los países acreditados ante la Santa Sede.
    En el largo discurso, que leyó un colaborador, ya que el papa explicó que sigue "resfriado", el pontífice repasó las guerras y la situación en el mundo, mencionó a Venezuela y "la grave crisis política en la que se debate".
    "Es doloroso ver que todavía existen, especialmente en las Américas, diversas situaciones de acalorados conflictos políticos y sociales. Pienso en Haití, donde confío en que se puedan tomar lo antes posible las medidas necesarias para restablecer el orden democrático y poner fin a la violencia.
    Pienso también en Venezuela y en la grave crisis política que vive, que sólo puede superarse con una adhesión sincera a los valores de la verdad, la justicia y la libertad, con el respeto a la vida, la dignidad y los derechos de toda persona, incluidos los detenidos, tras los acontecimientos de los últimos meses, por el rechazo a toda forma de violencia y, esperemos, por el inicio de negociaciones de buena fe y encaminadas al bien común del país", expresó el pontífice Francisco también citó en su discurso a Bolivia, "que está atravesando una preocupante situación política, social y económica" y a Colombia, al desear que "con la ayuda de todos se pueda superar la multiplicidad de los conflictos que lastiman al país desde hace demasiado tiempo".
    "Pienso igualmente en Bolivia, que vive una situación política, social y económica preocupante, y en Colombia, donde confío en que con la ayuda de todos se pueda poner fin a los numerosos conflictos que desde hace tiempo desgarran al país", dijo.
    Por último, se refirió a Nicaragua, "donde la Santa Sede, siempre abierta a un diálogo respetuoso y constructivo, sigue con preocupación las medidas tomadas contra personas e instituciones de la Iglesia y pide que se garanticen adecuadamente a todos la libertad religiosa y otros derechos fundamentales".
    "Efectivamente, no hay verdadera paz si no viene garantizada también la libertad religiosa, que implica el respeto a la conciencia de los individuos y a la posibilidad de manifestar públicamente la propia fe y pertenencia a una comunidad", agregó.
    Jorge Bergoglio recordó las palabras del profeta Isaías, "que el Señor Jesús leyó en la sinagoga de Nazaret al inicio de su vida pública, como aprendemos del evangelista Lucas (4,16-21), en las que encontramos personificado no sólo el misterio de la Navidad que acabamos de celebrar, sino también del actual Jubileo".
    Cristo, dijo, vino "a traer buenas nuevas a los oprimidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a proclamar libertad a los cautivos, y libertad a los presos; para proclamar el año de gracia del Señor (Is 61,1-2a)".
    "Lamentablemente, comenzamos este año cuando el mundo se encuentra desgarrado por numerosos conflictos, grandes y pequeños, más o menos conocidos, pero también por la reanudación de atroces actos de terror, como los que ocurrieron recientemente en Magdeburgo, Alemania, y en Nueva Orleans, en Estados Unidos", dijo el Papa.
    Habló de un "clima de inseguridad" que "conduce a la construcción de nuevas barreras y al trazado de nuevas fronteras, mientras que otras, como la que divide la isla de Chipre desde hace más de cincuenta años y la que divide en dos la península de Corea desde hace más de setenta, siguen firmemente vigentes, separando familias y dividiendo hogares y ciudades".
    "Mi esperanza para este nuevo año es que el Jubileo represente para todos, cristianos y no cristianos, una oportunidad también para repensar las relaciones que nos unen unos a otros, como seres humanos y como comunidades políticas.
    Pero también superar la lógica de la confrontación y abrazar en cambio la lógica del encuentro; para que el futuro no nos encuentre irremediablemente a la deriva, sino avanzando como peregrinos de la esperanza, personas y comunidades en movimiento, comprometidos en la construcción de un futuro de paz", afirmó Francisco.
   

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