Kiev habla de casi 200 drones y 94 misiles disparados durante la noche contra varias regiones del país, incluidos los cohetes hipersónicos Kinzhal y uno norcoreano: una lluvia de bombas como las que en los últimos inviernos han dejado a millones de civiles ucranianos en el frío, sin luz y sin agua en las casas. Y que para la ONU presentan "razones razonables" para hablar de "violaciones de los principios fundamentales del derecho internacional humanitario".
La versión rusa de Putin es que el bombardeo es una respuesta al uso de armas estadounidenses de largo alcance. Es decir, los misiles Atacms con los que las fuerzas ucranianas apuntaron a una base aérea en Taganrog hace unos días. "Este ataque no quedará sin respuesta", tronó Moscú en ese momento, afirmando en su relato que había derribado los seis misiles.
Mientras tanto, el Kremlin resulta estar en sintonía con Trump, al menos en la parte de la entrevista con la revista Time en la que el futuro ocupante de la Casa Blanca arremetió contra el uso de misiles de fabricación estadounidense en Rusia.
"Desapruebo firmemente el lanzamiento de misiles a cientos de millas dentro de Rusia", dijo Trump.
Una posición que "coincide completamente" con la de Moscú, subrayó el portavoz de Putin, que, no obstante, añadió que cree imposible por ahora saber si el magnate republicano revocará el permiso de Kiev para lanzar los Atacms en Rusia. El Kremlin ha arremetido repetidamente contra el lanzamiento de misiles occidentales en Rusia. Y a finales de noviembre anunció que había reaccionado a esta medida disparando un nuevo cohete balístico hipersónico sobre Ucrania: el Oreshnik.
Un misil que, según dos responsables estadounidenses entrevistados hace dos días por la AFP, Rusia podría volver a lanzar pronto contra Ucrania. Quizás ya durante el fin de semana, según una fuente del Consejo de Seguridad de Estados Unidos entrevistada por el Financial Times.
Queda poco más de un mes para que Trump regrese a la Casa Blanca. Dice que quiere poner fin inmediatamente a la guerra y critica el apoyo militar estadounidense a Ucrania invadida por las tropas de Putin.
Muchos observadores creen que los soldados rusos están tratando de arrebatar a Ucrania la mayor cantidad de territorio posible, y Biden está tratando de fortalecer militarmente a Kiev (Estados Unidos ha anunciado nuevos suministros de armas por valor de 500 millones de dólares) antes del cambio de liderazgo en Washington. Sin embargo, es difícil decir qué pasará cuando Trump regrese al poder. Y la Rusia de Putin, aunque afirma verbalmente que quiere "paz", también sigue diciendo que quiere alcanzar "todos" sus "objetivos" en lo que llama la operación militar especial en Ucrania.
Respecto a la posibilidad de que tropas europeas vigilen el cumplimiento de una posible futura tregua, afirma que es demasiado pronto para hablar de ello, pero que "todo esto puede y debe discutirse en negociaciones".
Sin embargo, el camino hacia la paz todavía parece cuesta arriba. Y los ataques contra las instalaciones energéticas ucranianas ciertamente no reducen las tensiones. Por el contrario. Kiev afirmó haber derribado 81 de 94 misiles y que al menos 191 de 193 drones no alcanzaron su objetivo. Pero las autoridades locales informaron de daños a varias infraestructuras energéticas y de apagones en las regiones de Lviv y Ternopil -donde la mitad del oblast estaría sin electricidad-, mientras que otra región del oeste de Ucrania, Ivano-Frankivsk, calificó el ataque como "el más masivo desde el comienzo de la guerra".
La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) informó que cinco de los nueve reactores nucleares ucranianos tuvieron que reducir su potencia debido a los ataques. Mientras que la empresa privada Dtek habló de "daños graves" a los "equipos de la central térmica".
"Este es el plan de paz de Putin: destruirlo todo. Así quiere las negociaciones: aterrorizar a millones de personas", acusó el presidente ucraniano Volodimir Zelensky, que volvió a pedir más sistemas de defensa aérea.
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