Después de la reunión del martes, en la que el mandatario y las fuerzas políticas -excluidas las extremas, Rassemblement National (RN) de Marine Le Pen y La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon- avanzaron sobre el nuevo concepto de "no desconfianza" para Francia, ahora llegará lo difícil: en el nombre del primer ministro, la delgada construcción "metódica" deseada por Macron que corre el riesgo de derrumbarse.
El centrista Francois Bayrou sigue siendo el candidato más popular, pero tiene oposición tanto de la izquierda como de la derecha.
Sin embargo, no debe pasarse por alto la voluntad del Partido Socialista - opositor a Bayrou y siempre a favor de un primer ministro de izquierdas- de "no desconfiar automáticamente" del presidente del MoDem si fuera el elegido.
Mientras, en una encuesta realizada tras la caída del gobierno de Michel Barnier, en gran parte atribuible a la extrema derecha Rassemblement National, Marine Le Pen vuela: en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2027 aplastaría con el 36% frente a un 25% a una personalidad como el ex primer ministro Edouard Philippe, que ya se declaró.
Solo dos puntos porcentuales menos para su delfín, el joven Jordan Bardella, si fuera el competidor en caso de que la dirigente fuera declarada inelegible en la sentencia del juicio por falsos empleos en el Parlamento Europeo.
Por otra parte, la alianza de la izquierda está desgarrada, con La Francia Insumisa de Mélenchon firme en su decisión de no negociar con Macron, mientras que los otros tres componentes (socialistas, comunistas y verdes) acudieron al Elíseo, aunque salieron con diferentes conclusiones.
El más abierto a colaborar con Macron es el secretario del Partido Socialista (PS), Olivier Faure, que ahora se distanció clara y quizás irreversiblemente de LFI: "¿Mélenchon? Cuanto más grita, menos lo escuchamos", declaró hoy, añadiendo que "Los Insoumis debilitan al colectivo".
Faure explicó que quería encarnar el sentido de "responsabilidad" de la izquierda y cuando le pidieron su opinión sobre Bayrou, puso en práctica su intención: "El no puede ser el primer ministro, el primer ministro debe venir de la izquierda" -dijo- Lo respeto, pero los franceses no quieren continuidad".
No obstante, aclaró que el premier "debe venir de la izquierda, pero no necesariamente de los partidos que integran el Nuevo Frente Popular".
No solo eso: "Si Bayrou fuera nominado -añadió- los socialistas no lo descalificarían inmediatamente, automáticamente. Tendríamos que discutir con la persona que ocupará esa silla".
Si Bayrou tiene, por lo tanto, la posibilidad de pasar en una parte de la izquierda, el ex primer ministro y ex socialista Bernard Cazeneuve sería perfectamente ese "primer ministro, aunque no provenga del Frente Popular" descrito por Faure.
Los precios de otros dos candidatos en los últimos días, el ministro del Interior, Bruno Retailleau, y el ministro de Defensa, Sébastien Lecornu, han caído.
También surge una posible primera ministra, Catherine Vautrin, ministra de Sanidad del Gobierno saliente, mientras que el exministro de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, que también abandonó el Partido Socialista, rechazó la candidatura.
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