Con una intervención juzgada por algunos observadores como inoportuna -en quizás la fase más delicada de las negociaciones para la tregua y el intercambio de prisioneros- y en todo caso fuera de tiempo, a menos de una semana de la toma de posesión del nuevo gobierno de Donald Trump, el secretario de Estado saliente, Antony Blinken, presentó el plan, discutido principalmente con los aliados árabes, para la reconstrucción y gestión del período de posguerra en Gaza.
El proyecto incluye, entre otros puntos, una administración civil provisional en la Franja, dirigida por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de Mahmud Abbas (Abu Mazen, su nombre de guerra) con la ayuda de la ONU, hasta el nacimiento de un verdadero Estado palestino "independiente" que incluya Gaza y Cisjordania.
"Creemos que la ANP debería invitar a socios extranjeros a ayudarla a establecer y operar una administración interina a cargo de sectores civiles clave en Gaza", como la banca, el agua, la energía y la salud, dijo Blinken al Atlantic Council en Washington, brevemente interrumpido por algunos activistas que protestaban contra el "genocidio" en curso en Gaza, fueron inmediatamente expulsados ;;de la sala.
La salida de escena de Hamás de la Franja era, al fin y al cabo, uno de los objetivos de guerra enumerados repetidamente por Benjamin Netanyahu, pero la solución militar por sí sola, según el Secretario de Estado, no es suficiente.
Ahora que el liderazgo del movimiento palestino "fue diezmada" por 15 meses de guerra, "Israel tendrá que aceptar la reunificación de la Franja y Cisjordania bajo la dirección de la Autoridad Palestina" que, por su parte, debe acelerar las reformas, presionó el Secretario de Estado.
"Todos -insistió- tendrán que comprometerse en un camino hacia la formación de un Estado palestino independiente, respetando las condiciones y un calendario definido".
Una invitación, en esencia, a retomar una hoja de ruta que quedó postergada durante demasiado tiempo, también gracias a la normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudita que estaba sobre la mesa antes del 7 de octubre: "Es el mejor incentivo para hacer que las partes tomen decisiones difíciles, necesarias para la plena realización de las aspiraciones de israelíes y palestinos", explicó Blinken.
Los Estados árabes también deberían proporcionar fuerzas para una misión de seguridad.
La primera respuesta israelí al plan llega desde Roma donde, en una rueda de prensa con Antonio Tajani, el ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Sa'ar, cortó ambos puntos del plan estadounidense: "En la situación actual, crear un Estado palestino significaría crear un Estado con Hamás", dijo.
Luego, añadió que ni siquiera el liderazgo de la ANP podría trabajar porque primero "la Autoridad Palestina debe dejar de proteger a los terroristas".
Una hipótesis que encuentra, en cambio, el apoyo de Italia: "Apoyamos la unidad de Gaza y Cisjordania con un gobierno dirigido por la ANP", tuiteó Tajani después de una conversación telefónica con el primer ministro palestino, Mohammad Mustafa, y justo antes de reunirse con Saar en Villa Madama.
El viceprimer ministro, que también es partidario de la participación italiana en una posible misión de paz de la ONU dirigida por los árabes, anunció también que regresará "en los próximos días a Israel y Palestina para trabajar por la paz".
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