Un tema que, desde luego, no está en la línea del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que a estas alturas ya no sabe cómo decir que las cosas cambiarán cuando regrese a la Casa Blanca.
"Zelensky quiere hacer la paz, piensa que es el momento" y también "Putin debería pensar que es el momento porque ha perdido: cuando pierdes a 700.000 personas, es el momento", declaró el magnate, que ya está "trabajando en la manera de poner fin a esta guerra ridícula".
De opinión totalmente distinta es el zar ruso, que en la ceremonia de entrega de la Medalla de la Estrella de Oro a los Héroes de Rusia afirmó que "no hay duda de que venceremos" en Ucrania. Y "nadie podrá doblegar a Rusia".
"Ucrania quiere que esta guerra termine más que nadie", y "sin duda una resolución diplomática salvaría vidas. La estamos buscando", dijo Zelensky quien, de, vuelta de la trilateral del sábado en París, explicó cómo les dijo a Emmanuel Macron y Donald Trump que "Putin no quiere que esta guerra termine. Hay que forzarlo".
Y forzar al zar "requiere que Ucrania sea fuerte en el campo de batalla antes de que pueda serlo diplomáticamente. Un ejército fuerte, ayuda militar, sistemas de largo alcance como Atacms, Taurus, Storm Shadow/Scalp", dijo el líder ucraniano junto al líder de la oposición alemana, que ofreció mano dura.
Candidato a sustituir al canciller Olaf Scholz en las elecciones de febrero y favorito en las encuestas, Merz reiteró de hecho su compromiso de enviar misiles Taurus a Kiev, en caso de resultar elegido.
Después de las armas, Zelensky insistió en un punto clave de su "plan para la victoria": una invitación oficial a entrar en la OTAN, a pesar de que está claro -incluso para el presidente ucraniano- que la entrada solo puede tener lugar después de la guerra.
Sobre esto "todavía es difícil hablar con el presidente Trump porque aún no está en la Casa Blanca. Pero llamaré pronto al presidente Biden para plantearle la cuestión", explicó el líder de Kiev.
Pero "aunque nos inviten, ¿qué pasará? ¿Quién garantizará nuestra seguridad?", se preguntó retóricamente Zelensky antes de sugerir la opción más arriesgada: "Un contingente de tropas de uno u otro país podría estar presente en Ucrania hasta que Kiev forme parte de la Alianza. Pero para eso necesitamos tener claro cuándo Ucrania se convertirá en miembro de la UE y cuándo en miembro de la OTAN".
"Podemos pensarlo y trabajar sobre la propuesta de Macron», dijo el líder ucraniano, volviendo a poner sobre la mesa un tema, el de las botas occidentales sobre el terreno, que representa una línea roja para el Kremlin. Y que delata la urgencia para Zelensky de encontrar una salida a las dificultades que atraviesan desde hace demasiado tiempo las fuerzas ucranianas en el frente, con el ejército obligado a retroceder ante el avance de los rusos, más numerosos y mejor armados.
"Cerca de 800.000 soldados rusos están en territorio ucraniano", según el líder de Kiev, al que le quedan unas semanas para presionar a los aliados y cobrar toda la ayuda posible antes de que Trump tome posesión, dispuesto a cambiar el rumbo de la ayuda a Kiev: "Probablemente la reduciremos", ya había declarado antes de reunirse con Zelensky el viernes en París.
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