Maduro afirmó -durante un evento oficial sobre planes económicos entre el sector público y el privado- que ya en enero la producción de petróleo llegó a un millón 57.000 barriles por día.
La cifra supondría un salto de 71.000 bpd en apenas tres semanas, si se toma en cuenta que la producción del país cerró en diciembre en 886.000 bpd, según datos publicados por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en su último informe mensual.
En el promedio de todo 2024 Venezuela, una antigua potencia petrolera que ha perdido espacio frente a competidores, solo produjo 856.000 bpd.
Desde hace más de cinco años el país no logra superar el millón de barriles diarios certificados en los informes de la OPEP, aunque funcionarios y el propio Maduro prometen reiteradamente superar la meta del millón y hasta los dos millones de bpd. "Vamos rumbo al millón 500 mil con pulmón, plata y esfuerzo propio. Vamos a fortalecer la producción y alcanzar esta gran meta", dijo Maduro el lunes por la noche, durante la instalación del llamado Consejo Nacional de Economía Productiva 2025.
"Venezuela está experimentando el crecimiento acelerado, profundo, de una economía con recursos propios, políticas propias. Aquí no se aplican las políticas del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial ni de ningún gobierno extranjero. Son políticas Hecho en Venezuela", dijo Maduro.
La economía creció más de 9% en 2024, según el mandatario.
Esa tasa es el doble de lo que estiman economistas privados.
Su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, también ministra de Hidrocarburos, afirmó que van a consolidar políticas e inversiones para el desarrollo del petróleo, termoeléctricas, petroquímica y gas natural para el mercado nacional y el de exportación.
Rodríguez dijo que se han firmado "importantes inversiones y alianzas" con empresas internacionales reconocidas para explotar campos de gas costa afuera, en aguas del Caribe.
Afirmó que la industria de refinación "se encuentra en proceso de recuperación" para el suministro de los combustibles nacionales necesarios para la economía venezolana en crecimiento.
En Venezuela hay escasez crónica de gasolina, diésel, electricidad, gas doméstico e industrial y de agua corriente.
Pero economistas dudan que la producción de petróleo aumente con esa fuerza en medio de la nueva "era Trump", que se inició el 20 de enero en el mundo.
Más del 36% de la producción actual de petróleo de Venezuela hoy está atada a licencias operativas otorgadas por el anterior gobierno de Estados Unidos a empresas petroleras como la estadounidense Chevron, la española Repsol, la italiana ENI, la francesa Maurell and Prom, la india Reliance y la china CNOC, todas socias de la estatal Petróleos de Venezuela.
Esas licencias, manejadas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), han dado oxígeno a Maduro al otorgarle divisas e ingresos impositivos para reflotar la economía, y además puede vender su petróleo a mejores precios.
Esas compañías extranjeras han podido recuperar viejas deudas acumuladas por operaciones con PDVSA.
"Si eliminan las licencias, el régimen de Maduro se pondría en una situación financiera sumamente difícil", advierte un economista que prefiere permanecer en el anonimato por temor a represalias.
Las sanciones, llamadas por el chavismo "medidas coercitivas unilaterales", son una represalia de Estados Unidos, Reino Unido, Suiza, Canadá y algunos países europeos contra el chavismo por sus alegadas violaciones a los derechos humanos, atentados contra la democracia y persecución a opositores.
En algunas de sus primeras declaraciones el nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, dio pistas sobre lo que viene: "probablemente vamos a dejar de comprar petróleo a Venezuela. No lo necesitamos", dijo sobre la política de sanciones y las licencias que gracias a Chevron y Repsol han hecho de Venezuela el tercer proveedor extranjero de crudo en Estados Unidos, después de Canadá y México.
Las sanciones, junto con la falta crónica de inversiones y la corrupción, -una realidad admitida por el propio Maduro este lunes-, han mantenido a raya la producción de PDVSA y sus ingresos en los últimos años.
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