El estudio, que ayudará a comprender cómo cambia el mapa corporal de las emociones a lo largo de milenios y culturas, fue publicado en la revista iScience por un equipo de expertos dirigido por la Universidad de Helsinki.
"Ya en la antigua Mesopotamia existía una comprensión aproximada de la anatomía, por ejemplo de la importancia del corazón, el hígado y los pulmones", afirma la asirióloga Saana Svard de la Universidad de Helsinki, que dirigió el estudio.
Uno de los hallazgos más intrigantes se refiere a dónde sentían los antiguos la felicidad, que a menudo se expresaba a través de palabras relacionadas con sentirse "abierto", "brillante" o "lleno" en el hígado.
"Si comparamos el antiguo mapa corporal mesopotámico de la felicidad con los mapas corporales modernos, vemos que es muy similar, excepto por un brillo notable en el hígado", señala el neurocientífico cognitivo Juha Lahnakoski, investigador de la Universidad Aalto en Finlandia.
Otras diferencias entre nosotros y los antiguos tienen que ver con emociones como la ira y el amor.
Según investigaciones anteriores, los humanos modernos experimentan la ira en la parte superior del cuerpo y las manos, mientras que los mesopotámicos se sentían más "calientes", "enfurecidos" o "enojados" en los pies.
El amor lo experimentan de manera bastante similar el hombre moderno y los asirios, aunque en la Mesopotamia estaba más asociado con el hígado, el corazón y las rodillas.
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