"El descubrimiento de Lucy ha revolucionado completamente el conocimiento y las perspectivas sobre la evolución humana, retrasando 1 millón de años el momento en el que se pensaba que se había originado la familia humana y rompiendo por primera vez la barrera del tiempo de 3 millones de años", dijo a ANSA el antropólogo Jacopo Moggi Cecchi, profesor de la Universidad de Florencia.
Probablemente ningún descubrimiento en el campo de la paleoantropología haya tenido el mismo impacto que Lucy, que se presentó a su descubridor, el estadounidense Donald Johanson, con un esqueleto completo al 40%, una característica extraordinaria en sí misma.
"Pero creo que aún queda mucho por descubrir - añade el investigador - ahora disponemos de nuevas técnicas analíticas que nos permiten examinar el interior de los huesos, como la microtomografía, y de las que será posible obtener nueva información".
Si en el momento de su descubrimiento Lucy recibió el título de primer ancestro directo del género Homo, con el tiempo su lugar dentro de la familia humana ha cambiado, también porque surgieron otras especies de homínidos que habitaron Africa al mismo tiempo en el que vivía Lucy.
"Se trataba de una hipótesis pasajera - comenta Moggi Cecchi - aunque, en los últimos años, otros restos descubiertos sugieren que el Homo tiene raíces profundas. Ahora muchos consideran que el A. afarensis es un ancestro común de los dos géneros, Homo y Australopithecus".
Además de la posición de Lucy entre los homínidos, cinco décadas de investigaciones han ido arrojando luz sobre su figura, que en Etiopía también es conocida con el nombre de 'Dinqinesh', que significa 'eres maravillosa'.
Empezando por el hecho de que caminaba erguida: su pelvis y sus rodillas estaban claramente adaptadas para caminar sobre dos pies, aunque todavía tenía un cerebro bastante pequeño y una parte superior del cuerpo más parecida a la de un simio, lo que probablemente le permitía trepar árboles.
El tamaño del fémur también reveló que Lucy medía poco más de 1 metro de altura y pesaba alrededor de 30 kilogramos, aproximadamente el tamaño de una niña de 6 o 7 años. Sin embargo, el hecho de que sus muelas del juicio ya hubieran hecho erupción demuestra que era una adulta joven completamente madura en el momento de su muerte.
Varios estudios también indican que sus manos, como las de otros miembros del género Australopithecus, probablemente eran capaces de fabricar y manipular herramientas, una indicación más de que esta capacidad surgió mucho antes que el Homo.
"Esto no es sorprendente", afirma Jacopo Moggi Cecchi.
"En primer lugar, porque la marcha bípeda permitía dejar las manos libres y, en segundo lugar, porque se han descubierto varias herramientas de piedra antiguas que datan de hace 3, 3 millones de años", agrega.
Lucy ha entrado ahora en el imaginario colectivo y así lo demuestra el enorme éxito de la exposición itinerante dedicada a ella, que duró 6 años: de 2007 a 2013, su esqueleto y los hallazgos asociados viajaron por Estados Unidos, antes de regresar a Etiopía, al Museo Nacional de Addis Abeba.
"El clamor que acompañó a su descubrimiento se debió también a la gran habilidad de Johanson, el descubridor, a la hora de dar a conocer el objeto: ya al año siguiente, un fotógrafo de National Geographic estuvo presente en las excavaciones", observa Moggi Cecchi.
"Esto ha abierto el camino a una forma de comunicar y transmitir estos descubrimientos al gran público que - concluye - es igualmente importante".
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA